Thursday, April 26, 2007

Tangerine Dream, Blue Dawn

Desde sus primeros tiempos, cuando su particular visión de la sicodelia los hizo abandonar guitarras e instrumentos tradicionales para sumergirse en un mar de sintetizadores, la banda alemana comenzó a hacer historia construyendo una identidad musical arriesgada e influyente. Adelantándose décadas al auge de la electrónica, Tangerine Dream se consolidó generando texturas y ritmos pausados e intensos. Bastante agua ha pasado bajo los puentes desde esa época, y decenas de integrantes, tan ilustres como Klaus Schultze o Chris Franke, dan cuenta de un colectivo seminal para la vanguardia alemana y mundial. El líder indiscutido y dueña de la “marca” es, sin duda, Edgar Froese, quien ha sumado a su hijo Jerome como partícipe y heredero de un sonido que se hace eterno.
Con su trabajo 2006, “Blue Dawn”, Tangerine Dream actualiza su vigencia. A estas alturas de la historia, instalados como están en el registro de lo trascendente, este grupo se puede dar tranquilamente el gusto de sonar idéntico a sí mismo, poniendo en juego con delicadeza buena parte de los abundantes elementos que componen su extensa carrera. En “Blue Dawn” encontramos todo lo reconocible de estos alemanes: atmósferas, delicadas armonías y un flujo que discurre sin apuro a través de los diez cortes que componen esta producción.
Hace tiempo ya que Tangerine Dream se re encontró con la guitarra, y ella no está ausente de esta placa, ya sea en su versión acústica, llenando el espacio como el mejor de los teclados, o en su versión eléctrica, con cuidadosos solos que capturan la atención.
Si “Blue Dawn” tiene aires y momentos que evocan otras cosas, no es más que la clara evidencia de cómo Tangerine Dream ha estado en la raíz de buena parte de la música que ha marcado el fin de un siglo y el inicio de otro. Por lo bajo, el New Age, el Ambient y mucha música de películas son grandes deudores de lo hecho por el actual dúo.
De cierta manera, este disco resume y refresca la herencia viva de Tangerine Dream. Claro: ya no son tiempos de arriesgar, sino que es hora de cosechar lo sembrado desde finales de los sesenta. Ellos lo hacen tomando cosas de acá o de allá, dando otra señal de lo que es propiamente un sello de identidad. “Blue Dawn” transcurre plácidamente, como un verdadero respiro. Sin más sorpresa que el mero hecho de estar aún vigentes, nos basta con eso para sonreír y sentarnos a dejar que este río de serenas notas corra por nuestros oídos.