Thursday, April 26, 2007

La Renga, Truenotierra


2006
La Renga Discos

El esperado regreso de La Renga por fin es realidad. Como para saciar de un golpe la sed de sus seguidores, lanzan por primera vez un disco doble de estudio: “Truenotierra”. Con lo ofrecido, estamos listos para un nuevo banquete de hard rock.
En el disco inicial, La Renga presenta doce temas hechos a la medida de lo que los más fieles necesitan escuchar. Si su entrega anterior hacía explotar algunos sueños, “Truenotierra” ahonda en esa línea, continuando el impetuoso espíritu de su antecesor. Grabado en directo y sin mezclas posteriores, evidencia toda la energía del grupo. Más allá de la molesta etiqueta de “rock de barrio” o “rock chabón” que les adjudica la prensa trasandina, La Renga compone e interpreta con instinto de calle. En la presente placa, juegan con los mismos elementos del “Detonador de sueños”, pero toman una configuración que da otro matiz. El protagonismo de la batería de Tanque da lugar al equilibrio, en el cual destaca el bajo sinuoso y rocanrrolero de Teté. La voz de Chizzo, profunda y áspera, da el tono para que sus guitarras lo acompañen en su vuelo. Claramente, el otro antecedente de “Truenotierra” es el libro “Estaciones de tinta negra” de 2005, escrito entre Chizzo y Fernando Vera, encargado de prensa de la banda. Las letras de la placa ahondan en esa oscuridad. Cada canción destila espesas sílabas que retumban en la mente del auditor.
‘Oscuro diamante’, es una especie de hit inmediato. También resalta ‘Llenado de llorar’, un corte acústico muy zepeliano que muestra algo del claroscuro habitual en el conjunto. “El fuego es fuego por que sabe que su furia no podrá apagar, pero tu llama hecha de alumbrar sabrá que un soplo por ella vendrá”. Esta clase de versos describen a la propia banda en su tierna intensidad.
Otro punto a destacar es la canción “Entre la niebla’ compuesta e interpretada por “Manu” Varela, saxofonista. Llama la atención la novedad de oír otra voz en La Renga. Su texto se presta para diversas lecturas. “El cielo cae incandescente (…), estoy metido entre la niebla hasta encontrar tu voz, (…) alguien metió mano en el infierno y sembró el espanto entre los dos”. Personalmente, me recuerda los sucesos de República Cromañón, donde murieron 194 chicos en un incendio estúpido y evitable. El punto es relevante, ya que la banda Callejeros era parte del entorno del grupo de Mataderos. Incluso algunos miembros de su personal técnico estaban esa noche en el fatídico local del barrio Once, en Buenos Aires. El bajón artístico en el cual se sumió Argentina después del horrendo drama también afectó a los rengos, recogido esto de primera fuente en conversación con Gaby, manager de la banda, a principios de 2006. De hecho, eso explica en parte la demora en sacar esta placa.
Si en “Detonador” encontrábamos hacia el final una larga pista oculta con el instrumental ‘Pasto tomado’, esta vez La Renga se da el gusto con el segundo disco de su nueva entrega. Éste contiene cinco temas de improvisación en estado puro, lo que al otro lado de la cordillera llaman “zapadas”, sin voz ni letras. Cada corte es densamente juguetón, aventurándose en los altibajos de un rock sicodélico, poderoso y sutil. En esta segunda placa intuimos la intimidad de una banda que juega y, a ratos, sorprende.
“Truenotierra” presenta a La Renga como un grupo maduro, con sus banderas desplegadas y sin sacar el pie del acelerador. Es la cara duplicada de una banda entrañable y feroz. Como en toda su carrera, la culminación de este proceso es cuando las canciones son coreadas por sus miles de fanáticos, “Los mismos de siempre”. El sábado 19 de mayo de 2007 se concretará el ritual en vivo, en la Arena Santiago, donde presentarán su nuevo disco. Revivirán el intenso intercambio emocional entre ellos y el público chileno. Así es el buen rock: se mueve a toda velocidad de alma en alma, atravesando montañas, pampas y fronteras.