Thursday, April 26, 2007

Mi Vida: Diario (1911-1917)


Juan Emar

Juan Emar ostentó durante mucho tiempo el dudoso honor de ser uno de los secretos mejor guardados de la literatura chilena. Esto no es más que una manera elegante de decir que su caso era otro de los muchos escritores meticulosamente ignorados por críticos, editoriales, colegas y, en último lugar, el público lector. Afortunadamente, la evidente deuda ha comenzado a ser pagada desde hace unos cuantos años, con sucesivos estudios, reediciones y difusión de la obra del chileno.
Álvaro Yáñez Bianchi, de seudónimo Juan Emar, fue claramente disfuncional a lo que era la literatura y el arte chileno de principios del siglo XX. Mientras el ambiente cultural nacional se contemplaba a sí mismo tranquilo y satisfecho entre el buen gusto de los acomodados y el criollismo miope, Emar tenía las antenas puestas en lo que se gestaba en otras latitudes. Así, a través de sus columnas en el diario La Nación, (en aquellos tiempos de propiedad de su padre, Eliodoro Yáñez), Juan Emar, conocido entre sus amigos como “Pilo”, comenzó a presentar y divulgar al público nacional las nuevas tendencias del arte que se comenzaban a gestar. Surrealismo, dadaísmo y cubismo fueron difundidas a través de sus escritos, en una quijotesca labor. En este sentido, Emar es tan importante como Huidobro en cuanto a abrir los ojos del mundo cultural chileno a lo nuevo que nacía.
El presente libro expone por primera vez los escritos más tempranos de Juan Emar, extraídos de sus diarios de los años 1911 a 1917. En ellos se encuentran muchas de las claves que explican al agudo prosista que más tarde sorprendería con obras como “1936”, o la desmesurada “Umbral”. Su mirada entre perpleja y atenta se posa en un mundo al cual el sabe adivinarle más de un sentido, escarbando entre las capas de la realidad.
El epígrafe del presente volumen lo dice todo: “Los que aquí no vean claro, cierren el cuaderno; los que puedan seguirme en mi poca facilidad para explicarme, sigan leyendo”. La cita indica claramente que el autor estaba plenamente consciente de que sus diarios terminarían por ser conocidos y leídos más allá del ámbito familiar. Esto aleja a este libro del mero documento personal y lo instala con propiedad en la lista de su obra estrictamente literaria. Juan Emar debe ser uno de los escritores chilenos más conscientes de su peso y sus espacialísimas cualidades. Quizás por eso nunca resintió el abandono y la dejación en la cual sus obras cayeron en vida. De alguna manera, sabía que su tiempo estaba por llegar y que él se debía a su posteridad. Lo que en estas páginas se encuentra es consistencia. El proyecto global de Emar, uno de los más ambiciosos de la literatura chilena, era de una monumentalidad que abruma. Dividido en seis partes, el diario ayuda a delinear y completar la figura de este ilustre “desconocido” que termina de salir a la luz.
Alguna vez calificado por Neruda en el prólogo de “10”, como “nuestro Kafka” Juan Emar es de esos artistas que soportan muy bien el paso de los años y las relecturas. El respeto y la admiración crecen con el tiempo, sacándolo del injusto olvido y actualizando su innovadora obra.

La Renga, Truenotierra


2006
La Renga Discos

El esperado regreso de La Renga por fin es realidad. Como para saciar de un golpe la sed de sus seguidores, lanzan por primera vez un disco doble de estudio: “Truenotierra”. Con lo ofrecido, estamos listos para un nuevo banquete de hard rock.
En el disco inicial, La Renga presenta doce temas hechos a la medida de lo que los más fieles necesitan escuchar. Si su entrega anterior hacía explotar algunos sueños, “Truenotierra” ahonda en esa línea, continuando el impetuoso espíritu de su antecesor. Grabado en directo y sin mezclas posteriores, evidencia toda la energía del grupo. Más allá de la molesta etiqueta de “rock de barrio” o “rock chabón” que les adjudica la prensa trasandina, La Renga compone e interpreta con instinto de calle. En la presente placa, juegan con los mismos elementos del “Detonador de sueños”, pero toman una configuración que da otro matiz. El protagonismo de la batería de Tanque da lugar al equilibrio, en el cual destaca el bajo sinuoso y rocanrrolero de Teté. La voz de Chizzo, profunda y áspera, da el tono para que sus guitarras lo acompañen en su vuelo. Claramente, el otro antecedente de “Truenotierra” es el libro “Estaciones de tinta negra” de 2005, escrito entre Chizzo y Fernando Vera, encargado de prensa de la banda. Las letras de la placa ahondan en esa oscuridad. Cada canción destila espesas sílabas que retumban en la mente del auditor.
‘Oscuro diamante’, es una especie de hit inmediato. También resalta ‘Llenado de llorar’, un corte acústico muy zepeliano que muestra algo del claroscuro habitual en el conjunto. “El fuego es fuego por que sabe que su furia no podrá apagar, pero tu llama hecha de alumbrar sabrá que un soplo por ella vendrá”. Esta clase de versos describen a la propia banda en su tierna intensidad.
Otro punto a destacar es la canción “Entre la niebla’ compuesta e interpretada por “Manu” Varela, saxofonista. Llama la atención la novedad de oír otra voz en La Renga. Su texto se presta para diversas lecturas. “El cielo cae incandescente (…), estoy metido entre la niebla hasta encontrar tu voz, (…) alguien metió mano en el infierno y sembró el espanto entre los dos”. Personalmente, me recuerda los sucesos de República Cromañón, donde murieron 194 chicos en un incendio estúpido y evitable. El punto es relevante, ya que la banda Callejeros era parte del entorno del grupo de Mataderos. Incluso algunos miembros de su personal técnico estaban esa noche en el fatídico local del barrio Once, en Buenos Aires. El bajón artístico en el cual se sumió Argentina después del horrendo drama también afectó a los rengos, recogido esto de primera fuente en conversación con Gaby, manager de la banda, a principios de 2006. De hecho, eso explica en parte la demora en sacar esta placa.
Si en “Detonador” encontrábamos hacia el final una larga pista oculta con el instrumental ‘Pasto tomado’, esta vez La Renga se da el gusto con el segundo disco de su nueva entrega. Éste contiene cinco temas de improvisación en estado puro, lo que al otro lado de la cordillera llaman “zapadas”, sin voz ni letras. Cada corte es densamente juguetón, aventurándose en los altibajos de un rock sicodélico, poderoso y sutil. En esta segunda placa intuimos la intimidad de una banda que juega y, a ratos, sorprende.
“Truenotierra” presenta a La Renga como un grupo maduro, con sus banderas desplegadas y sin sacar el pie del acelerador. Es la cara duplicada de una banda entrañable y feroz. Como en toda su carrera, la culminación de este proceso es cuando las canciones son coreadas por sus miles de fanáticos, “Los mismos de siempre”. El sábado 19 de mayo de 2007 se concretará el ritual en vivo, en la Arena Santiago, donde presentarán su nuevo disco. Revivirán el intenso intercambio emocional entre ellos y el público chileno. Así es el buen rock: se mueve a toda velocidad de alma en alma, atravesando montañas, pampas y fronteras.

Trio Beyond – Saudade


Esta agrupación reune a gigantes del jazz contemporáneo. Alinean John Scofield, en guitarra, Jack DeJohnette en batería y Larry Goldings en teclados.
Cada uno de ellos vale su peso en notas de oro. Pero, más allá de las individualidades, lo que los unifica es el homenaje a un grande : el baterista Tony Williams, ya que el trío nace como celebración a el mencionado jazzista. Él fue parte de uno de los más renombrados quintetos de Miles Davis en la década del sesenta, para posteriormente asentarse como una personalidad del ritmo sincopado con su propio terceto, el Tony Williams Lifetime. En este, Williams se reunió con John McLaughin y Larr Young, para dar vida a una agrupación que profundizo todo lo aprendido con el maestro Davis.
Beyond nace entonces con la clara intención de actualizar para el público de hoy un jazz que mantiene su vigencia, aunque su protagonista ya no está en este mundo.
Hay quien sostiene que en el jazz se trabaja con otros tiempos de vigencia, por lo que se inventó hace veinte o veinticinco años aún tiene vigencia. El trío en cuestión ilustra bien ese concepto, explotando un repertorio que incluye temas de Davis, Williams u otros autores de los setenta, que aún hoy suenan frescos y sorprendentes.
En manos de interpretes tan potentes como Scofield, DeJohnette y Young, los temas toman claramente estatura de clásicos. No se trata sólo de que tres viejos amigos se reúnan a pasar un buen rato revisitando un par de “standards”. Lo esencial del mejor jazz se hace presente en la impecable y apasionada ejecución, y en ese sentido, el homenaje trasciende los límites de la mera celebración, para construirse en un auténtico suceso valioso en si mismo. Estro es especialmente claro en el primer disco de la presente entrega, donde pareciera que los tres músicos ponen de una lo mejor de sí abriendo con impecables interpretaciones esta ceremonia de recuerdo a los viejos maestros. Desde la elegancia de los primeros compases, luego se elevan en un torbellino de pasión desenfrenada que alcanza su cumbre en el tema que le da nombre a la placa, ‘Saudades’. Los músicos no se privan de nada a la hora de interpretar, y por momentos su desempeño roza la potencia del rock and roll. Y es que su repertorio nació en tiempos en que la experimentación obligaba a cruzar fronteras entre estilos. Miles Davis, Tony Williams o John McLaughin, entre otros, se enriquecían matizando su creación con influencias que partían en la música clásica contemporánea y terminaban en el pop o el folk. Y ese es el punto quizás más relevante del disco: traer a la vista excelentes versiones de un cruce de tendencias que está en la base de buena parte del sonido actual. La capacidad de poner un talento salvaje al servicio de viejos clásicos, y hacer que eso siga sonando fresco, ese es el valor.

Tangerine Dream, Blue Dawn

Desde sus primeros tiempos, cuando su particular visión de la sicodelia los hizo abandonar guitarras e instrumentos tradicionales para sumergirse en un mar de sintetizadores, la banda alemana comenzó a hacer historia construyendo una identidad musical arriesgada e influyente. Adelantándose décadas al auge de la electrónica, Tangerine Dream se consolidó generando texturas y ritmos pausados e intensos. Bastante agua ha pasado bajo los puentes desde esa época, y decenas de integrantes, tan ilustres como Klaus Schultze o Chris Franke, dan cuenta de un colectivo seminal para la vanguardia alemana y mundial. El líder indiscutido y dueña de la “marca” es, sin duda, Edgar Froese, quien ha sumado a su hijo Jerome como partícipe y heredero de un sonido que se hace eterno.
Con su trabajo 2006, “Blue Dawn”, Tangerine Dream actualiza su vigencia. A estas alturas de la historia, instalados como están en el registro de lo trascendente, este grupo se puede dar tranquilamente el gusto de sonar idéntico a sí mismo, poniendo en juego con delicadeza buena parte de los abundantes elementos que componen su extensa carrera. En “Blue Dawn” encontramos todo lo reconocible de estos alemanes: atmósferas, delicadas armonías y un flujo que discurre sin apuro a través de los diez cortes que componen esta producción.
Hace tiempo ya que Tangerine Dream se re encontró con la guitarra, y ella no está ausente de esta placa, ya sea en su versión acústica, llenando el espacio como el mejor de los teclados, o en su versión eléctrica, con cuidadosos solos que capturan la atención.
Si “Blue Dawn” tiene aires y momentos que evocan otras cosas, no es más que la clara evidencia de cómo Tangerine Dream ha estado en la raíz de buena parte de la música que ha marcado el fin de un siglo y el inicio de otro. Por lo bajo, el New Age, el Ambient y mucha música de películas son grandes deudores de lo hecho por el actual dúo.
De cierta manera, este disco resume y refresca la herencia viva de Tangerine Dream. Claro: ya no son tiempos de arriesgar, sino que es hora de cosechar lo sembrado desde finales de los sesenta. Ellos lo hacen tomando cosas de acá o de allá, dando otra señal de lo que es propiamente un sello de identidad. “Blue Dawn” transcurre plácidamente, como un verdadero respiro. Sin más sorpresa que el mero hecho de estar aún vigentes, nos basta con eso para sonreír y sentarnos a dejar que este río de serenas notas corra por nuestros oídos.

Wednesday, April 25, 2007

De nada, diario en verso


Armando Uribe Arce
LOM ediciones
2005
184 páginas

La poesía, la auténtica poesía que nace en los laberintos del alma, debe ser antes que todo un juego venturoso entre mensaje y contenido, significante y significado, entre la señal y lo que se quiere decir. Claro, allá en el centro del verso lo que late es emoción. Pero si el poema va a brotar, es necesario que esa emotividad adopte una forma que resuene, susurre o retumbe, según corresponda.
Eso es lo que sobradamente hace Armando Uribe Arce, poeta mayor, gran y tierno amante. Bajo la apariencia de un rigor formal de otro tiempo, su verso medido y rimado se desbanda en un torrente que habla de pasión en cada sílaba. En el libro “De nada, diario en verso”, el Premio Nacional de Literatura 2004 persevera en su torrente verbal.
El presente volumen presenta lo escrito por Uribe en el año 2005 y, como su nombre lo indica, es un auténtico diario, con fechas precisas, donde el poeta registra con lucidez e ironía su particular visión del mundo. Rabioso, sensible, soberbio y vital, el autor sabe mostrarse entero en el papel. Varios pasos más alla de la mesura, lo suyo es explotar en un canto que es a veces divertido, a veces desgarrador.
La presente edición presenta los textos como un facsímil de su versión manuscrita. De esta manera, al leerlo se entra un poco en el juego de estar hurgueteando los cuadernos privados de este señor. El trazo a veces inseguro, a veces certero de sus letras, aumenta el grado de compromiso estético entre autor y lector. El efecto llega a ser especialmente intenso en los poemas dedicados a su amor de toda la vida, Cecilia, fallecida hace algunos años. Desde el pozo de su viudez, Uribe lanza sus lúcidas estrofas de dolor. “Elegí la mujer que amé. / Elegido no fui por ella. / Se trataba de lamás bella / que existiese en el mundo. Fue / la buenamoza de los sueños. / Pero de ella yo no fui su dueño.”
Así, por el delgado hilo de tinta que une muerte y amor, el poeta se presenta íntegro en este largo manuscrito. Las páginas respiran y sudan. Su voz se enoja con la vida y con Dios, luego se reconcilia, luego sueña un poco, o se hunde en los recuerdos. “De nada” debe ser uno de los mejores libros que Armando Uribe ha lanzado últimamente, en el que exuda poesía de la mejor. Para despedirse, un sentido poema duramente existencial: “Que vamos todos a morir / le dice su inconsciente al niño / recién nacido. Fíjate en tu llanto / recién nacido y curado de espanto / por el parto. ¿Te hacen cariño? / es para consolarte porque vas a morir”.

Pinochet S.A., el origen de la fortuna


Ozren Agnic
RiL Editores
218 páginas

Ante la reciente muerte de Augusto Pinochet Ugarte, no pocos de sus partidarios dijeron que era papel de la historia futura situar su figura en un justo lugar. Estas afirmaciones buscan de alguna manera evadir un juicio teñido por la contingencia. Pero la realidad es otra. Personalidades tan devastadoramente influyentes como la de Pinochet no pueden esperar a que pasen decenios para ser redescubiertas y tratadas con altura por historiadores ponderados. El juicio que la posteridad se haga se basará en fuentes documentales y visiones de sus contemporáneos. Esos son los antecedentes que se tomarán en cuenta para emitir su veredicto. Así es como se escribe la historia.
“Pinochet S.A., El origen de la fortuna”, es un texto que busca dar luces sobre uno de los temas que persiguieron al ex dictador hasta sus últimos días: las cuantiosas riquezas descubiertas en distintos bancos extranjeros. Revisando acuciosamente numerosos documentos tanto en Chile como en otros países, el autor Ozren Agnic se lanza a la busca del itinerario que conduce desde un general autoproclamado como “frugal” en 1973, al anciano que posee depósitos por al menos 13 millones de dólares en 125 cuentas bancarias, además de numerosas propiedades, en 2006.
Deshaciendo cuidadosamente la madeja, el libro aclara que difícilmente el origen de toda esa fortuna puede hallarse en “ahorros”. La trama es oscura, compleja y abismante. Hay unos cuantos episodios dignos de “Los Soprano”, que llamarían a risa si no fuese porque están relacionados con la dolorosa historia reciente de nuestra patria.
El libro abarca no sólo al fallecido general, sino que también involucra en la ronda de negocios a su familia: hijos, yernos, nueras y primos son partícipes de la danza de millones.
El trabajo de Ozren Agnic se mueve entre la estricta prolijidad del investigador y la amenidad del cronista. En todo caso, más allá de lo retórico, lo más elocuente son los fríos hechos, las cifras y el valor documental. Años de investigación en archivos judiciales, conservadores de bienes raíces y papeles de bancos, dan a este libro suficiente fondo como para tomarlo en serio y comenzar ahora a armar ese supuesto “veredicto histórico”. Parte del trabajo del historiador es el de contrastar visiones. Con textos como este, se pueden comparar realidades tan disímiles como la supuesta austeridad del soldado y la fastuosidad de la herencia financiera que dejó al morir. La historia ya va teniendo elementos como para poder dar su dictamen más temprano que tarde.